
Y llegó la noche... con todo su encanto, la muñeca en mi cama allí siguió, sus castillos imposibles se volvieron simples cataratas de amor y de lujuria, sonreía cuando le decían, lloraba cuando la miraban. Le gustaban las drogas decía en voz baja, le gustaba dormir en medio de las almohadas... hasta que un día... algo pasó. El día llegó esta vez más temprano, sus sueños se volvieron realidades y nunca más paró de sonreír, quedó petrificada en su sonrisa, su piel cambio, dejó de ser sensible, su respiración se detuvo. Sólo le quedaba una cosa, convertirse en la compañía de aquella pequeña niña que le exigió, callar por siempre para solo escuchar... el silencio... ese horrible silencio que duerme a la niña y no la deja soñar.


No hay comentarios:
Publicar un comentario