jueves, 17 de septiembre de 2009

Verte


Me hubiera encantado poderte cantar canciones, antes que todo acabara. Pero no lo hice.
Poderte decir que te volviste el interruptor de mi corazón, pero ocasionaría los mil y un errores para hablar con una mujer.
Podría cantar por toda mi casa refiriéndome a ti. Pero mejor no hacerlo, muchas veces creemos estar seguro de lo que hacemos, pero terminamos ¡cagandola! ¿cagandola?, sí, en toda su extensión.
Que bonito sería ver tus ojos por un momento, por un instante, por la milésima de porquería de segundo que equivale no saber de ti, pero que va... lo que yo creo pensarte por cinco segundos, tú sólo lo haces por uno.
¿Te parece que cinco segundos es exagerado?, espero que no... porque yo lo hago en minutos, decir cinco segundo, sólo fueron la prueba para ver que gesto hacías. Ah... verdad. No puedo verte, estás al otro lado... de la pantalla, ¿yo?, ando postrado en una silla, no esas cómodas, sino de las de palo. Esa madera que se envejece con los años y que finalmente terminó siendo una silla, en vez de haber sido el majestuoso árbol, en el que tú y yo, podríamos haber sonreído la primera vez, que nos fuéramos a ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Placa de Facebook